EXPERIENCIA EN EL NOVICIADO DE COCHABAMBA- BOLIVIA
- Subida a la web Mic el 31 julio 2025
PERE LLORENS EN COCHABAMBA (Zona América)
El pasado 27 de mayo 2025 agarré un vuelo hacia Cochabamba. Me estaba yendo al noviciado MIC de América, a hacer una experiencia comunitaria y de VOLUNTARIADO. Por las mañanas visitaba el Centro Hermano Manolo, un espacio en medio de la Cancha, un gran mercado de Cochabamba, donde se da acompañamiento psicológico, asesoramiento, refuerzo escolar, y una buena merienda a niños y jóvenes trabajadores. Muchos tienen situaciones precarias y complicadas y se han visto empujados a conseguir sustento económico desde muy jóvenes. En el Centro, yo aportaba dando refuerzo escolar, especialmente en matemáticas e inglés, aunque también era un acompañamiento personal.
Un sueño de cuidado, compartido
Durante las tardes participaba de la vida comunitaria en la casa, haciendo trabajos domésticos, en las oraciones, asistiendo a la formación del noviciado, y gozando de la vida cotidiana en las comidas y ratos de ocio. De esta manera, conocí a nivel tanto teórico como práctico la forma de convivir en una comunidad MIC, que - según pude entender y, sobre todo, pude ver- va más allá de compartir una vivienda: es compartir una vida, un vivir, con todo lo que comporta. En particular, el convivir tenía una condición de corresponsabilidad, siendo las unas "hermanas" de las otras, y todas hermanas de una comunidad, y todas hermanas de una congregación. También fue así en mi caso, aunque fuera contingentemente: yo no realicé votos algunos, pero en la práctica, durante este tiempo también fui hermano de cada una y cada una fue mi hermana, y fui parte de una comunidad MIC. Aprendí mucho de este convivir tan particular, y me hace sentirme especialmente agradecido.
No es menor el sentido que esconde esta casual simetría lingüística de "ser hermanas". En mi familia habitual, yo soy hijo de mis padres, y ellos son mis padres, y soy hermano de mis hermanas y ellas mis hermanas, pero incluso en eso yo soy el hermano menor y ellas las mayores. Es curioso como decidir ser simplemente hermana de tu hermana, revela una predisposición tan simétrica en las relaciones que se forman. Y aún sabiendo yo, igual que las hermanas, que la simetría del lenguaje no implica simetría en el trato real (que por cierto, tampoco tendría por qué ser deseable), sí implica un ideal de como relacionarse, que cada hermana lleva en el corazón: un sueño de cuidado, compartido, de apertura a las posibilidades de como relacionarse, y siempre buscando el amor gratuito y tierno hacia la otra. Un ideal de relación muy bello y actual, necesario en nuestros días y, sin embargo, reivindicado desde hace siglos por tantas personas, como por ejemplo Jesús (Mt. 12, 48-50).
¿Cómo quiero ser yo hermano para el otro?
Me parece valioso que las hermanas estén bien conectadas y comunicadas con el mundo, pues este testimonio puede ser revelador para muchos. Me parece un poco divertido los parecidos de este ideal de relación a otros que surgen de movimientos no religiosos, que buscan mirar críticamente y reinventar las formas de nuestras relaciones. ¡Qué testimonio tan valioso en un mundo tantas veces sumamente confrontado, utilitario e individualista! Por todo esto, me llevo a casa una pregunta que podríamos todos preguntarnos cada día: ¿Cómo quiero yo ser hermano para el otro y para el mundo?
También me marcó el contacto que tuve con Bolivia y, en particular, con Cochabamba. Conocí su cultura a través de su gente y de las hermanas, que siendo comunidad con la tierra que las acoge, también se han hecho propia la cultura andina. Ellas me introdujeron las tradiciones Cochabambinas, la capilla del barrio, y a muchas personas también.
Así fui conociendo la manera de hacer, de ver y de ser de esa tierra. Esta manera de ser en el mundo, en el barrio, en la familia, y para uno mismo, es distinta en cada persona, y también en cada cultura. Ser capaz de escuchar otra experiencia de ser, muy distinta a las que estoy acostumbrado, me abrió nuevos horizontes. Sabiendo, claro, que todo tiene sus aspectos más luminosos y los más oscuros, conocer al otro es siempre una oportunidad para conocerse también mejor y para soñar en un nuevo ser. En particular, me encantó como Bolivia tiene una cultura tan conscientemente agradecida con el otro y con la naturaleza, que innegablemente nos da la vida.